Como psicóloga, busco una forma práctica en la relación con los clientes, basada en un diálogo sincero y en la confianza, bajo una visión de lo que trae la persona en el presente –aquí y ahora-, visión alejada de la psicologización o patologización de la existencia. Es decir, no se trata de poner el punto de mira sólo en el problema –la etiqueta o “etiquetas” que llevamos encima-, sino de trabajar teniendo en cuenta la globalidad de los recursos de la persona para hacer frente al problema.
El enfoque es pues la psicología de la salud, más que la psicopatologización de la existencia. Así, el centro de la relación terapéutica es el/la cliente en su globalidad, y no solamente el trastorno o etiqueta que lleve encima.
La relación terapéutica empieza por un compromiso verbal para un trabajo conjunto que conduzca a curar o mejorar el malestar o problema.
A veces son los familiares quien detectan la cronificación o el empeoramiento de una conducta o problema en la pareja, hijos, padres… y quieren informarse sobre el problema. En este caso se facilita la información clínica para comprender el trastorno y se dan orientaciones y pautas para mejorar las relaciones interpersonales.
La comprensión y la confidencialidad es la base que tiene que motivar el cambio, y encontrar tu propio respeto, tu compromiso a querer trabajar con aquello que el profesional te propone. Mi profesionalidad está en tu mano. Mi mano en tu compromiso.
Aquí tienes un ejemplo de lo que un familiar puede detectar:
Por ejemplo, una persona excesivamente ordenada puede ir desarrollando un trastorno obsesivo y realizar conductas compulsivas y rituales, como lavarse muy a menudo las manos, hacer comprobaciones constantes, irritarse en exceso si le cambian las cosas de lugar… y a menudo será la familia – y no el paciente – quien se dará cuenta de la cronificación del problema.
Si estás preocupado/da por el empeoramiento de un problema psicológico o relacional en un familiar, llama y recibirás asesoramiento.
¿Cuánto puede durar una terapia psicológica?
El proceso normal de psicoterapia para trabajar problemas específicos suele ser breve (10 o 15 sesiones). A veces sólo hace falta una o dos sesiones para consultar u orientar sobre un problema concreto. Una terapia psicológica más larga, pero menos intensa, puede ser apropiada para tratar problemas psicológicos cronificados o para un trabajo de crecimiento personal. Las sesiones son de 50 minutos, al inicio una vez por semana y después dos veces al mes. Normalmente se ponen tareas entre sesiones para provocar pequeños cambios en la vida diaria que refuercen y consoliden el trabajo realizado durante la terapia psicológica.
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